AL DESPERTAR ÉL SE LEVANTÓ CON UN NUDO EN LA GARGANTA.
Al despertar él se levantó con un nudo en la
garganta, con un gusto amargo en la boca.
La ducha no fué lo revitalizante que
acostumbraba. Cuando terminó se secó, como de costumbre, y descubrió gotas de
sudor que perlaban su frente y su esternón. El afeitado fué maquinal. Más que
vestido se diría que salió a la calle cubierto. Eso si, tras tomarse su
preceptivo café.
Se dirigió a buscar su coche donde lo había
dejado la noche anterior, en la calle de abajo de la suya. Cuando llegó, vió
que no estaba. Su rostro mudó del rojo intenso y acalorado al blanco cetrino,
cual si estuviera más en el otro barrio que en este.
Miró a un lado y a otro de la calle y se
apercibió, con una mezcla de asombro y de esperanza, de que no había coche
alguno, a pesar de que la tarde anterior la calle estaba llena.
-A ver si el Ayuntamiento habrá retirado
todos los coches aparcados para hacer alguna obra en la calle –pensó-.
Claro que eso no cuadraba con que no hubiera
NINGÚN coche ni en esa calle, ni en la suya, ni en la que unía a ambas.
Siguió hasta la calle siguiente y vió que
también allí habían desaparecido.
¿Qué podía haber pasado? No hay banda de
ladrones lo suficientemente poderosa y hábil como para vaciar de coches las
aceras de un barrio entero en una sola noche y sin que nadie se dé cuenta.
Por otra parte, el Ayuntamiento no trabaja
tanto de noche (de día tampoco mucho, para que vamos a engañarnos). Tampoco
había nadie más que él en la calle.
Decidió volver a su casa, llamar a la Policía
y despertar a su mujer (a la suya, no a la del policía). Su sorpresa fué
mayúscula al reparar en que tampoco estaba su mujer. La rutina matinal le había
hecho suponer que ella estaba en la cama, a su lado. Pero no, no estaba allí.
El pánico se apoderó de él. Salió al rellano
y llamó a los timbre de sus dos vecinos. Nada.
A los del piso superior. Nada.
A los del piso inferior. Nada.
Silencio absoluto. La nada total. Ninguna
señal de vida a su alrededor.
Notaba una fuerte opresión en el pecho.
Sudaba a raudales.
Llamó a la Policía. Nada.
Colgó el teléfono con la desesperación y el
desánimo del que pierde su último cartucho.
De repente, sonó un ruido que siempre le
molestaba, pero que en ese momento le pareció la más bella música jamás
compuesta: el teléfono. Descolgó con
avidez.
-¿Si?
-¿Señor Contreras?
-Si, dígame.
-Soy Luis Domínguez, de su Banco.
-¡Domínguez cuanto me alegra oirle! Ha pasado
algo terrible, asombroso, no hay palabras suficientes. Verá...esta mañana, al
despertar...
-Perdone que le interrumpa Sr. Contreras.
Debe ud. Al Banco las dos últimas cuotas de la hipoteca...
-¡Pero que me cuenta de la hipoteca ahora! Es
más importante lo que me ha sucedido hoy y necesito que me ayude. Escuche: Esta
mañana, al despertarme...
-“SE” lo que le ha sucedido esta mañana sr.
Contreras. Y por supuesto que quiero ayudarle. Para eso estamos. Pero, claro,
para ello es absolutamente necesario que Vd. Me ayude a mi primero.
Se hizo un silencio absoluto. Tenso.
Dramático. Se podía cortar con un cuchillo.
-¿Qué quiere decir con que sabe lo que me ha
sucedido sr. Domínguez?
-¡Sr. Contreras, sr. Contreras! Mire que el
notario lee en voz alta las cláusulas de la hipoteca para que ambas partes den
su consentimiento. Pero claro –y permítame decirle que Vd. No es el único-
Vds., la mayoría de clientes, no prestan atención a lo que dice el notario.
Creen que se trata de una mera formalidad...
-¡¡¡Que coño me está contando desgraciado!!!
Diga de una vez que quiere decir con que sabe lo que me ha sucedido...
-Sr. Contreras, no hace falta ser tan
desagradable, ni alzar la voz ni emplear ese tono. En cuanto a su pregunta, iba
a contestarle, si deja de interrumpirme. Para responder a las dificultades del
mercado de la vivienda, incluyendo el tema hipotecario, el Congreso aprobó la
Ley 28/2010, de 2 de febrero, por la cual se modificaba el pase a morosidad
desde el impago de tres cuotas, como era anteriormente. La modificación es la
siguiente: Cuando el deudor deje de pagar dos cuotas consecutivas del préstamo
hipotecario se le desconectará el entorno. ¿Lo entiende sr. Contreras? Su vida
diaria, su relación con las personas queridas, etc. Si estas no solucionan la
deuda, y además se produce un tercer impago, se le expropiará la vivienda a la
esposa y se le desconectará la vida al marido hasta que se resuelva la deuda.
¿Lo entiende sr. Contreras? Un estado latente próximo a la muerte.
-¡¡¡Eso es imposible Domínguez!!! ¿Me toma
por imbécil? Eso no lo puede hacer nadie.
-¿De verdad sr. Contreras? Entonces, ¿cómo
explica lo que le está sucediendo hoy? Si no me cree, intente llamar a alguién
cuando cuelgue. ¿Lo ha intentado ya?
-¡¡¡Por Diós!!! Hable con mi mujer, que venda
el coche si es necesario, pero que pague...
-Sr. Contreras, lo estamos intentando. De
hecho, nosotros queremos cobrar lo prestado, no nos interesan los inmuebles,
pero existe un inconveniente...su mujer...¿como lo diría?...no está muy por la
labor. Ha descubierto sus devaneos con una señorita y se plantea seriamente
cambiar de vida. De hecho, tiene ya un lugar en el que vivir...otra
persona...en fin...y está dispuesta a que su “desconexión” sea permanente...
-¡No es posible! ¡Yo la quiero! Sólo fué
una...debilidad momentánea...a mí solo me interesa mi mujer...
-Verá, se puede solucionar si me da el nombre
de alguna persona que pueda cubrir las cuotas, luego Vd. Vende el piso, nos
paga lo que resta de hipoteca y...
-No, no, Vd. No lo entiende Domínguez. No
puedo darle el nombre de nadie más...no tengo a nadie más...
-En ese caso, sr. Contreras, sintiéndolo
mucho...
-¡¡¡No, nooooo!!!
Dos días más tarde, apareció en el
periódico...
CARLOS CONTRERAS DUARTE (QEPD)
Falleció cristiánamente el 10 de
julio de 2010 a la edad de 36 años.
Su afligida esposa Paula Esteve
Subirats, padres y demás familia ruegan una oración por su alma.
El sepelio tendrá lugar hoy 11 de
julio a las 10 horas en el tanatorio de Sancho de Avila.
Un mes más tarde...
PAULA ESTEVE SUBIRATS y LUIS
DOMINGUEZ MARCO
Les invitan a su próximo enlace
que tendrá lugar el próximo
11 de septiembre de 2010
En la Iglesia de Santa María del
Mar de Barcelona,
A las 12:00 horas.
Se ruega confirmación.
uer....
ResponderEliminarBueno esta es una ficción que puede llegar a ser real con estos tiempos alborotados que nos tocan vivir.
Como es posible que gente que se amó durante años de su vida, sean capaces de gastarle una putada semejante al otro? Es algo que no consigo entender. Donde queda la dignidad? el cariño? el respeto? Supongo que deben disolverse en el aire con el descubrimiento de una infidelidad.
Muy interesante relato.